Con bombos y platillos Sergio Bitar, cuando fue ministro de educación, lanzó el sistema dual en nuestro país. Más allá de las consideraciones políticas, el sistema permite que los alumnos de los colegios técnicos realizar durante los dos últimos años de enseñanza práctica laboral en empresa privadas, muy lejos de las aulas, donde se les entrega una nueva herramienta para abordar su futuro profesional.
Hasta aquí vamos bien, sin embargo un leve ruido se siente desde hace algún tiempo con las quejas de los alumnos que están insertos en la educación Dual, y es simplemente que trabajan casi gratis y las mismas horas que un trabajador normal y, en algunos casos, no reciben compensación económica, ni siquiera para la micro.
Pero las quejas van más allá, en caso donde los estudiantes deben acudir a talleres, los padres deben asumir el costo de la ropa de trabajo. Sin contar con el mal trato que reciben de parte de algunos empleados o jefes.
En cuanto a las estudiantes de asistentes de educación parvularia, que acuden a los jardines infantiles privados o públicos, en ocasiones son enviadas a lavar platos y a limpiar la caca de los baños.
Además las alumnas deben costear todo el material pedagógico que utilizan en sus trabajos con los niños.
Para ser justos en todas partes no es así, en algunas empresas otorgan a los estudiantes un bono de locomoción y el trato es digno, pero no es la mayoría.
Hay alumnos que no han seguido en sus trabajos por estos motivos, pero no reciben buena evaluación y algunos profesores con sospechosa obsesión exigen que se cumpla con las horas Dual en las empresas, bajo las penas de una mala apreciación de su labor, que no permitiría al alumno egresar.
El sistema llegó a Iquique de manos de Birguitta Spieler, maestra de origen alemán importada por el suspendido alcalde Jorge Soria. El primer establecimiento educacional en aplicar esta importación “alemana”, fue el Liceo A-11, Elena Duvauchelle, con su carrera de secretariado. De eso, ya han pasado largos cinco años.
Las denuncias anónimas abundan, y es casi imposible que los estudiantes, críticos a la educación Dual, entreguen su nombre, por miedo a la mala evaluación que pueda hacer algunos empresarios o profesores guía.
Una tarea pendiente para nuestras autoridades, que muchas veces hacen gárgaras con la justicia social, mientras los estudiantes son humillados.
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