Cuenta Pública Michelle Bachelet, aspirinas populistas con aguas de las carmelitas

Crisis, fue una de las palabras más repetidas por la presidenta Michelle Bachelet durante su discurso presidencial del 21 de mayo. Aquella que Andrés Velasco se encargó de decir no afectaría a Chile. El remedio para ello: bonos y más subsidios a la pobreza en la que se ve inmerso nuestro país, uno de los países con las peores distribuciones del ingreso en el mundo y uno de los más afectados en la crisis de 1929.

Si bien muchos anuncios pueden ser recibidos como positivos y están a la vista logros efectivos del gobierno durante el mandato Bachelet como el incremento de salas cunas, la ampliación del Auge y el mejoramiento del eje previsional, su deuda con el compromiso de un gobierno ciudadano se hace evidente.

Y es que si bien dijo reinstalaría para debate parlamentario temas tan importantes como la Iniciativa Ciudadana de Ley y el voto de los chilenos en el extranjero, dejó entender que no insistirá en reformar el binominal ni en la inscripción automática y el voto voluntario.

No podemos negar que este es el gobierno de Chile con las arcas fiscales más grandes de la historia y que hay plata para inversión social como nunca antes la hubo, pero no podemos omitir que el pueblo de Chile gozaría de muchos otros beneficios en educación y salud, si la Presidenta pusiera el dedo donde está el sueldo de Chile, la gran minería que hoy, con artes escapistas, burla el pago de un impuesto acorde a las ganancias que se llevan de nuestro país las grandes transnacionales mineras.

Es a ellos a los que debiese haber también ofrecido cárcel, como lo dejó expreso para las farmacias y aquellos que en colusión afecten los intereses del pueblo de Chile. Es al robo de cuello y corbata, a los especuladores y a la Banca a quién también debió haber hecho un llamado de atención, a aquellos que perdieron los fondos y ahorros de pensiones de miles de chilenos en el juego de la especulación, pues si habló del día después de la crisis, en él los responsables deben pasar por la justicia.

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Fuente elciudadano