martes, 22 de diciembre de 2009

Discusión inmediata


Rafael Luís Gumucio Rivas

(especial para El Sol de Iquique)


En la monarquía presidencial electiva borbónica existen dos armas decisivas: la primera pertenece al Ejecutivo, que consiste en el sistema de urgencias, y la iniciativa exclusiva en materia de gastos fiscales; con estas armas el presidente de la república determina el calendario legislativo y puede bloquear toda iniciativa parlamentaria que implique gastos fiscales. Un parlamentario no pude, ni siquiera, conceder una medalla a cualquier persona, pues implica gastos; la segunda se refiere a las acusaciones constitucionales que, en momentos de conflicto agudo, permite a una oposición mayoritaria paralizar al Ejecutivo. Esta es la extraña forma de balances y contrabanlances propias de nuestra monarquía electiva.


Marco Enríquez-Ominami planteó un verdadero desafío a la candidatura de Eduardo Frei - nada de acuerdos que queden en vago y que, de resultar electo el candidato, pueda cumplir o abstenerse, y no como ocurrió cuando Juntos Podemos apoyó a Ricardo Lagos-, a partir del 5 de enero, el Ejecutivo ingrese al parlamento, con el carácter de discusión inmediata, es decir, deberían ser aprobados en tres días, tres proyectos de ley fundamentales: la inscripción automática y el voto voluntario, la desmunicipalización de la educación y la elección de intendentes mediante el sufragio universal.


Coincido con Eugenio Tirón en el sentido de que para ganar a la derecha es necesario provocar un verdadero terremoto político – las medidas de parche están obsoletas-; si los jefes de partido culpables, en parte, de la debacle actual en la Concertación, se hace muy cuesta arriba triunfar sobre el especulador, Sebastián Piñera. En política, una cierta dosis de audacia es imprescindible para triunfar, pues no es un oficio de viejos gotosos y timoratos. La Presidenta tiene el pandero en la mano: bastaría colocar discusión inmediata a estos tres proyectos para centrar el tema presidencial sobre problemas fundamentales, como la legitimidad del sistema político, la educación como deber del Estado y el respeto y autonomía de las regiones.


El primer proyecto, inscripción automática y voto voluntario tiene, al parecer, mayoría en ambos bloques políticos; la discusión inmediata permitiría tener la ley en el Diario Oficial unos pocos días antes de la segunda vuelta presidencial. El segundo proyecto es mucho más difícil, pues la derecha ha sido siempre enemiga de lo que yo llamo “Estado docente descentralizado”; podría empezar a pensarse así en el traspaso de las escuelas y liceos, desde las municipalidades a corporaciones regionales que, en el caso de aprobarse el tercer proyecto de ley, la elección popular de intendentes, los gobiernos regionales se fortalecerían, pues su poder emanaría de la soberanía popular.


Creo que se podría agregar a la propuesta de ME-O una reforma constitucional que obligara al Estado a garantizar, a todos los ciudadanos, una educación gratuita y de alta calidad pudiendo cualquier persona exigir el cumplimiento de esta garantía. El poner a discutir a los parlamentarios de ambas cámaras estas tres iniciativas permitirían un efecto secundario positivo, pues podrían demostrar que se han decidido a trabajar, incluso en el caluroso mes de enero – los ciudadanos estaríamos eternamente reconocidos-


Espero que la Concertación no deje pasar esta valiosa oportunidad, aunque tantos años en el poder convierten a los valientes del plebiscito de 1988 en temerosos defensores de un orden precario. Como decía el gran jacobino Danton, “ la audacia, y siempre la audacia”.


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