Esta es parte de la nota, donde además queda en evidencia que en Iquique Soria y Rossi la rompen.
En el paseo Baquedano, núcleo turístico de Iquique, las cartas, fotografías y accesorios de los trabajadores del salitre son los productos más cotizados por los foráneos.
Sin embargo, esta ciudad, que a comienzos del siglo XX fue el epicentro de los movimientos sociales de izquierda más importantes del país, entre ellos la Matanza en la Escuela Santa María (1907) o la creación del Partido Comunista de Chile (1912), hoy parece ser un lugar controlado por la derecha: los siete municipios de la región están en manos de la Alianza y Sebastián Piñera alcanzó un apabullante 60,53% de los votos en Tarapacá.
Según el iquiqueño Víctor Guerrero Cossio, sociólogo de la Universidad Arturo Prat (UNAP), no es que el electorado sea de derecha, “más bien tiene características instrumentales y de lealtades débiles, probablemente despolitizado”.
En este escenario, donde la gente no se identifica mucho con conceptos como “izquierda” o “derecha”, la importancia de los líderes independientes y su incidencia en la decisión de los votantes fue fundamental en el bajo apoyo al candidato de la Concertación, que en primera vuelta sacó un escueto 16,43%, y en la estrecha victoria de Fulvio Rossi, quien, gracias al sistema binominal, salió electo como senador.
Todo en un contexto de mala administración regional (cuatro intendentes en cuatro años), problemas legales de la gestión municipal (un ex alcalde acusado de fraude al fisco) e invisibilidad desde el centro hacia la zona (prácticamente no vino ningún Presidente a la zona en los últimos años).
Paseando por las calles del centro de Iquique, no es difícil encontrar a gente conversando sobre política en los horarios de colación. Aunque tienen diferentes posturas y distintos tonos, los debates tienen algo en común: son personalistas y se centran en Jorge Soria y Fulvio Rossi.
Hubo fuego cruzado entre ambos líderes durante la campaña. Se han dado sin tregua. Abordados por LND, queda claro que tienen municiones para rato.
Rossi asegura que “hay pocas personas con conductas tan erráticas e incoherentes en política como Soria”.
Fiel a su apodo de “Choro”, el ex alcalde declara que con la victoria de la actual alcaldesa, “él (Fulvio) le regaló el canal de televisión municipal a la derecha. Rossi entregó todo… y tu diario lo pone como la familia ideal de la política”, ironiza.
Según los cercanos a Soria, uno de los conflictos clave en el viraje de una parte de la Concertación a la derecha fue la votación de Myrta Dubost (UDI) -alcaldesa designada por Augusto Pinochet durante el régimen militar- para reemplazar al mismo “Choro”, luego de que, en 2007, éste quedara inhabilitado de su cargo de alcalde por problemas judiciales.
Mauricio Soria, concejal e hijo del ex edil iquiqueño, sostiene que los votos de Flavio Rossi (PS) y Francisco Prieto (PPD) terminaron excluyéndolo de competencia para suceder a su padre, acusado de fraude al fisco.
“Me dejaron fuera y yo los había triplicado en votos cuando fui electo concejal”, dispara el heredero. Prieto tiene su defensa.
El edil dice que, por su propio pasado de tortura en Pisagua, le costó mucho votar por una persona cercana al pinochetismo, pero “dado que el municipio se había transformado en una cueva de ladrones, la única opción era Dubost.
Votar por Mauricio Soria no tenía sentido, porque significaba volver a poner a Jorge en el poder”. Flavio Rossi, padre de Fulvio, también responde señalando que “no había otra cosa, votamos por ella conociendo su pasado”.
En contrapartida, Fulvio Rossi acusa que el apoyo de Jorge Soria a Sebastián Piñera en el balotaje presidencial de 2006 fue un hecho significativo al momento de entender por qué se fueron tantos votos al empresario en la última elección.
“Soria tiene poca credibilidad, porque estuvo con Piñera. Fue un profundo error que gente del comando se acercara a hablar con una persona que está sentenciada por fraude al fisco y negociación incompatible”, critica el presidente del PS.
Prieto corrobora la tesis de Rossi y añade que “en la desesperación por subir puntos a Frei, se hizo una alianza con el sector sorista. Ahí se dieron malas señales, porque la Concertación tiene un discurso claro anticorrupción”.
Sin embargo, a Fulvio Rossi le reprochan que haya aparecido en muy pocas “palomas” de propaganda acompañando a Frei durante la primera vuelta, a diferencia de la estrategia utilizada por la Coalición por el Cambio, cuyos candidatos, sin excepción, sonrieron a los transeúntes abrazados con Piñera.
Mauricio Soria insiste en que “Rossi no salió en ninguna foto con Frei. Sabía que para ganar no le convenía”, lo que el presidente del PS desmiente tajantemente. Aclara que “es una mentira” y que “no había razón para no salir con Frei”. Todos los iquiqueños consultados por LND corroboran la artillería del hijo de Soria. Sólo tienen recuerdos de las pancartas de Fulvio en solitario.
Los medios de comunicación locales -dos canales de televisión, tres diarios y varias radios- también habrían influido en la decisión del electorado.
“En el canal municipal hubo una brutal intervención electoral. Cuando llevamos a Frei, no lo pusieron ningún segundo. Cuando fue Piñera, hablaron en cadena”, denuncia Fulvio Rossi. En el caso de las radios, la situación terminó por dividir más a la Concertación, porque sirvieron de trincheras para que los adherentes de Soria y Rossi se dieran con todo.
En una zona en que arrasó Piñera, muy apañado con siete municipios en manos de RN y la UDI, cuesta entender el triunfo del comunista Hugo Gutiérrez como candidato a diputado en Iquique. Sólo se explicaría por la desideologización del electorado.
El abogado Gutiérrez, quien contó con el apoyo de Soria, admite que en las zonas extremas se da mucho más la influencia de los líderes al momento de votar. “En las grandes ciudades ocurren más situaciones políticas que hacen que la gente tome posiciones anticipadas. Como, en general, en las regiones no se decide mucho, la importancia de los líderes locales es fundamental”, señala.
CANIBALISMO POLÍTICO
Bernardo Guerrero Jiménez, sociólogo de la UNAP, asegura que “Rossi y Soria con sus conflictos debilitaron la Concertación. Las luchas intestinas de la Concertación, que en Iquique fueron evidentes, ayudaron a que el electorado votara por la derecha. Y lo viene haciendo desde hace muchos años ya”.
El concejal Prieto sentencia que “esto se transformó en un canibalismo político. Acá hubo víctimas en vez de alianzas. Por un lado se buscó eliminar liderazgos antiguos y, por otro, impedir que los liderazgos nuevos crecieran. Estas confusiones son aprovechadas por la derecha”. A río revuelto, ganancia para los pescadores de la Alianza.
La sensación de abandono que se vive en Tarapacá también pasó la cuenta a la Concertación. Las comunas de Colchane y Camiña, ubicadas geográficamente lejos de la costa, apoyaron con 86,81% y 78,40%, respectivamente, a Sebastián Piñera en segunda vuelta.
La alcaldesa iquiqueña Myrta Dubost ostentó el mismo cargo a fines de la dictadura. Ella estaba al mando del municipio el 5 de octubre de 1988, cuando Pinochet, ya al tanto de que perdía el plebiscito, preguntaba insistentemente a sus asesores por el resultado de Iquique, puerto por el que sentía especial cariño y al que aseguraba haber levantado económicamente.
“Ningún Presidente durante los gobiernos de la Concertación vino a la ciudad. Sólo vino Lagos y se peleó con Soria. Después de eso no vino nunca más. La Presidenta Bachelet vino por primera vez ahora en campaña. Todas las otras veces pasaba por la zona naval y por La Tirana en la fiesta, nada más”, afirma.
A este desamparo, los dirigentes de derecha suman la mala administración regional como un factor que explica el triunfo de Piñera en Tarapacá. Cuatro intendentes en idéntica cantidad de años no es una buena estadística.
En Iquique, que tiene uno de los hospitales más endeudados y cuestionados del país, se designaron ocho directores de salud en tres años.
También habría contribuido al hastío tarapaqueño el hecho de que Jorge Soria, de pasado concertacionista, saliera por la puerta de atrás del municipio, con problemas judiciales de fraude al fisco y negociación incompatible.
Esta serie de situaciones de problemas administrativos, en una zona con población netamente aspiracional por los beneficios económicos de la zona franca, ayudó directamente al viraje hacia la derecha. Según Bernardo Guerrero, “el iquiqueño aspira a ser moderno, en el sentido de gozar con los insumos de la modernidad.
La Zofri ha ayudado mucho a eso”. Guerrero aclara que los pobres no se definen como tal, son “los otros”. A su juicio, en esta lógica del emprendimiento que inauguró la Concertación, “los pobres se asumen como microempresarios”. El académico de la UNAP concluye que “la figura de Piñera se elevó como el ideal de todos aquellos que son aspiracionales, lo que se sumó a los desaciertos de la Concertación y al abandono”.
Ver nota completa en:La Nación
No hay comentarios:
Publicar un comentario