sábado, 26 de diciembre de 2009

¿Qué es el cambio?

* Por José Ramón Valente


El eslogan de segunda vuelta de Sebastián Piñera es “Unete al cambio”. Pero muchos se preguntan ¿qué es el cambio? Algunos de sus detractores dicen que ésta es una palabra vacía, sin contenido. Otros dicen que esto significa borrón y cuenta nueva, es decir desconocer y cambiar todo lo que ha hecho la Concertación en los últimos 20 años. Por último, están los escépticos que señalan que todos los candidatos ofrecen cambios, lo que paradójicamente sugiere que el cambio termina siendo más de lo mismo; es decir, políticos que ofrecen mucho y hacen poco. Puede que haya personas que piensen así, pero el deseo de cambio de los chilenos es mayoritario y la elección de ayer lo confirma. Tanto Sebastián Piñera como Marco Enríquez-Ominami basaron sus campañas de primera vuelta en la idea del cambio y la votación combinada de ambos superó el 64% de los votos.


La gente quiere el cambio, los chilenos quieren educación de calidad, menos delincuencia, que gobiernen los mejores y no los más apitutados, mejor Estado y, por qué no, 1 millón de nuevos empleos. Pero efectivamente eso también lo puede ofrecer cualquiera. De hecho, el discurso de Frei ayer después de la elección contenía varias de estas cosas. Por lo tanto, quien quiera ganar en segunda vuelta debe convencer a los chilenos que su oferta de cambio es genuina, tiene contenidos y no es borrón y cuenta nueva.


Piñera tiene las mejores chances de ganar, porque una lista de ofertones efectivamente la puede hace cualquiera, pero para que éstos sean creíbles y se manifiesten en votos deben tener sustento en convicciones más profundas que el solo deseo de ganar una elección. Por lo mismo, es poco creíble que Frei ofrezca ahora hacer lo que no hizo durante los 6 años en que fue Presidente y la Concertación tampoco ha hecho en los 20 años que ha estado en el gobierno.


Pero aun más importante que la historia de Frei y la Concertación es su presente. Durante su campaña el senador Frei ha demostrado más ganas de aferrarse al poder que a sus convicciones. Por lo mismo, su oferta de cambio es y será más bien un popurrí de propuestas instrumentales a su objetivo que el resultado de una visión de futuro para Chile y los chilenos.


Las propuestas de cambio de Piñera no son caprichosas ni menos una lista de supermercado elaborada por el publicista de turno. Estas son consistentes con la convicción del candidato y de sus colaboradores, de que los chilenos son capaces de mucho más, y que dotados de las herramientas correctas pueden progresar a un ritmo mucho más acelerado que el que lo han estado haciendo, sobre todo en los últimos 10 años. La delincuencia, la mala calidad de la educación, el desempleo y la burocracia estatal son pesadas cadenas que arrastran los emprendedores y las familias chilenas en su búsqueda natural de un futuro mejor. Es imprescindible tenderles una mano a los más débiles y más desprotegidos, pero es también fundamental darles alas a los que quieren volar. Es sobre la base de ese convencimiento que nacen las propuestas del ingreso ético familiar, el millón de empleos y el crecimiento del 6% anual. Es para liberar a los chilenos del yugo de la ineficiencia del Estado que se propone un gobierno con los mejores y es para darles alas a nuestros jóvenes que se propone mejorar la calidad de la educación. El cambio que propone Piñera habla de futuro y no de pasado, y por lo tanto se construye sobre el presente y no pretende partir de cero, sino que de los avances ya logrados con mucho esfuerzo por los chilenos en los últimos 30 años.


El cambio de Piñera es genuino, tiene contenido y bajo ningún punto de vista implica borrón y cuenta nueva. Por el contrario, el cambio que comenzó a ofrecer Frei desde ayer es más bien oportunista y de dudosa reputación.

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