miércoles, 8 de julio de 2009

Marcha contra la instalación de termoeléctricas en Iquique


Con una multitudinaria marcha por las calles de Iquique, el pasado lunes 6 de junio, representantes de diferentes organizaciones sociales, de pobladores, medioambientalistas, ciudadanos comunes y corrientes, habitantes de la caletas pesqueras, recorrieron las calles céntricas para manifestarse en contra de las centrales Termoeléctricas que se planean construir.

Los manifestantes invitaron al resto de la comunidad a informarse de lo que se viene, impidiendo de esta forma que las autoridades locales aprueben entre cuatro paredes, permisos a empresas que solo se conocerán de su existencia cuando empiecen a producirse sus daños, como ha sido la tónica hasta el momento en la región, teniendo ejemplo de ello la acelerada disminución de las aguas subterráneas y la desaparición de bofedales y salares en el interior o los daños a la salud publica y medioambiental en el sector de Chanavayita, entre otras.

Estas centrales, las que llegarían a ser tres nuevas generadoras de electricidad, más la ampliación de la ya existente, destinarían su producción a las empresas que laboran en el sector entre Patache y Patillo y no a la población, es decir una vez mas, el beneficio es de reducirles costos y generar ganancias a las grandes empresas a costa de la población, que verá solo los efectos de la contaminación. Particularmente la primera de estas generadoras es la Termoeléctrica Pacifico, la que se ubicaría al borde de la playa entre el poblado pesquero de Cáñamo, (o lo que queda de él) y Chanavaya (caleta de pescadores), afectando una vez más principalmente a los habitantes de la caleta de Chanavayita (56 Kms. al sur de Iquique), por las corrientes de viento y submarinas que arrastrarían los residuos hacia esa zona ya contaminada.

Pero como se produce la contaminación, estas centrales funcionan a base de carbón que calienta agua, la que genera vapor, la que hace mover una turbina que genera electricidad, simple, si tan simple como fue el inicio de la revolución industrial, hace ya algunos siglos, lo que permitió las primeras maquinas a vapor y los primeros trenes, pero claro en dimensiones mucho mayores.

Las cantidades de carbón combustible fósil, no renovable, que tras su utilización, librará grandes cantidades de material particulado, que será respirado por los habitantes de las caletas pesqueras cercanas a patache e introduciendo grandes cantidades de metales pesados y óxidos de nitrógeno que incrementaran la contaminación de ozono aumentando el efecto invernadero.

Además, las grandes cantidades de agua las extraerá del mar, con grandes succionadores que arrastraran algas, microalgas, nutrientes marinos y pequeñas especies, base de la cadena alimenticia que sustenta la diversidad de vida marina costera; y una vez utilizada esa agua para la generación de vapor y enfriamiento, estas aguas son devueltas al mar, pero con dos o mas grados de temperatura, que la que esta de forma natural acostumbrada la zona, generando la muerte de las especies, base alimenticias de la cadena y transformaciones ecológicas, en resumen y en castellano simple, son altamente contaminantes y la sola idea de su instalación, atenta contra la población, el medio ambiente y el planeta en general, va en contra de todo lo que se ha insistido sobre los terribles efectos del cambio climático que se esta produciendo en el mundo, y en contra de lo que ya en los últimos dos discursos de 21 de Mayo de la Presidenta, de fomentar y desarrollar tecnologías limpias, que no dañen el medio ambiente y protejan a la población, es decir, el cuidado del medio ambiente, es solo unas líneas mas en un discurso, mientras en la practica se apoya y se potencian acciones contaminantes.

El insistir en Termoeléctricas, basado en rentabilidades económicas por sobre los impactos ambiéntales y sociales, en estos momentos y ante la evidencia mundial, no es mas, que simple brutalidad salvaje, característica primordial del sistema capitalista y de las autoridades funcionales a estos grupos, siendo esta actitud, ampliamente manifestada, entre las autoridades gubernamentales y de representación popular en la región de Tarapacá, quienes participan en eventos e inauguraciones de mineras y grandes empresas, pero están en silencio sobre los graves daños de contaminación que vive la región.

Es impresentable contados los adelantos tecnológicos existentes y evidencia contundente, que circula entre la comunidad científica, que es necesario actuar respetando el medio ambiente en el que se vive, entendiendo sus fuerza e historia, por ejemplo no es posible que se plantee (coma ya se ha hecho), la construcción de centrales nucleares en el norte, ya que es una zona sísmica, es urgente que se piense solo un poquito, lo que no es tan difícil, y se vea hacia el gran desierto en el que vivimos, no solo como deposito de desechos o áreas de explotación minera, luego veamos hacia el cielo y contemplemos el imponente sol que nos acompaña todos los días del año, luego que nos detengamos y nos dejemos acariciar por el viento que avanza libre, y entendamos que la única forma de resistir a un futuro que nos llego de golpe, es la utilización de energías limpias, eolicas y solares, que ya no han de ser alternativas, sino las que imperen, para rescatarnos, del desastre que creamos en el planeta que habitamos.

Hoy, la única forma de lograr este cambio es por medio de la acción conciente y organizada de la población, como lo fue la marcha del lunes, que espero, vengan muchas más y no solo aquí en Iquique, sino que empiece un proceso social de conciencia y acción ecológica.

Felipe Olaechea

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