jueves, 12 de febrero de 2009

Candidatos tras el ansiado poder

Por Freddy Torres Oviedo

Nuestras calles se han visto en los últimos días con nuevos rayados en las murallas con nombres – sólo nombres – de personas que sin duda y de “Perogrullo” son los candidatos a diputado y senadores.


Hemos visto a los médicos (doctor es un grado académico) Rossi y Volesnki con rayados en varios lugares de la ciudad, usando subterfugios para comenzar a introducir sus nombres en la población votante y a pesar que eso está penado por la ley igual lo realizan. Demostrando con eso una de las grandes fallas que presenta nuestra democracia: el poder de los recursos, porque otros candidatos con iguales y valederas pretensiones de hacer lo mismo, no lo pueden ejecutar porque no tiene el dinero para hacerlo. Es decir, nuestra democracia se basa en el lineamiento de los recursos demostrando así su pasmosa desigualdad, entre ricos y pobres, entre una opción y otra.


Por eso el deber de quienes estamos al margen de la política partidista es simplemente denunciar estos acontecimientos y avocarnos a la tarea de saber elegir a quienes apoyaremos en estas instancias. No todos los candidatos representan nuestras posturas y hay que poner mucha atención sobre aquellos que se dicen locales y de hecho no lo son. Esto representa un nuevo problema absolutamente local, porque la región de Tarapacá no fue dividida de la región de Arica – Parinacota y eso es una grave falencia para aquellos que desean ser senadores, porque las posturas de una región se yuxtapone con la otra esencialmente en los intereses de desarrollo. ¿Cómo lo van hacer los candidatos en sus discursos? ¿Prepararán uno para Iquique y otro para Arica? Y al final ¿sobre cuál de los dos trabajarán? En política no se puede servir a dos amos, porque se cumple con uno y se traiciona al otro.


Eso bien podría pasar en los candidatos al tratar de ganar votos en Arica y en Iquique, dos amos que bien podrían pasar la cuenta y hacer una fea desconocida a quienes dicen “querer representarnos” en el momento clave, es decir en el proceso de votación. Cuidado entonces con el último problema de esta democracia: la demagogia, que es causa de muchos males y ella tarde o temprano pasa la cuenta. Por eso a cualquier candidato que actúa de esa manera, podemos asegurar que tiene sus días contados, la gente no es tonta como algunos presumen, se da cuenta igual y al momento de votar lo harán según su corazón y no hay más nefasto que un corazón herido por promesas incumplidas.

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