Señor Director:
En su visita a Holanda, la Presidenta Bachelet ha comparado su estadía en Villa Grimaldi el año 1974 con el encierro de Ana Frank en su refugio de Amsterdam. No es aceptable que ello pase inadvertido. Algunas precisiones indispensables:
a) El año 1975, Michelle Bachelet estuvo detenida algunos días; después viajó a Australia, pero dejó ese país libre para establecerse por propia elección en Alemania Oriental. Ana Frank estuvo encerrada dos años, sin sol, mal comida y luego fue asesinada con su gente.
b) Ana Frank era una niña y fue perseguida sólo por haber nacido judía, tremendo pecado. Michelle Bachelet era mayor de edad y ya manifestaba opciones políticas antes de 1974. Su prisión fue abusiva, pero sobrevivió y prosperó.
c) Michelle Bachelet se refugió en el último reducto del socialismo marxista, socio y cooperante activo del nazismo a lo menos entre agosto de 1939 y junio de 1941, mientras rigió el acuerdo Von Ribbentrop-Molotov, exactamente la época en que Holanda fue invadida por la Alemania Nacional Socialista. Michelle Bachelet vivió en Alemania Oriental y estudió allí.
d) La justificación del viaje a Holanda era que se trataba de un "asunto de Estado". Las vicisitudes personales de la Presidenta no llegan a ser asunto de Estado. Son otra cosa y su utilización no es más que un recurso psicológico seguramente concebido por el famoso equipo de propaganda instalado en La Moneda, cuya mantención cuesta a los contribuyentes chilenos dinero que podría tener un mejor destino.
Expreso mi profundo y sincero rechazo al aprovechamiento indebido de la trágica vida de Ana Frank para el conflicto político interno de nuestro país.
Carlos Larraín Peña
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