Hay muchas lecturas para un mismo hecho denigrante y que avergüenza a nuestra clase política. Hay mucha impotencia en el transeúnte parado bajo el axiloso olor del metro o de la señora madre haciendo fila por 4 horas en los congelados pasillos del hospital de Parral, o del caluroso calameño picoteando de aquí por allá algún trabajo en pleno desierto. Todo el mundo contiene la misma rabia por quiénes son realmente los representantes de nuestras ideas en el parlamento, por quiénes son los beneficiarios con nuestras preferencias electoras, por cuántos son los millones que los incompetentes de siempre se llevan al bolsillo propio por trabajar 5 minutos al día, mientras el artista callejero canta día entero para tener 200 lukas al mes.
Y es que el reportaje emitido por Informe Especial este miércoles no hizo más que confirmar mediáticamente las prácticas que desde hace mucho tiempo se vienen haciendo en la Cámara Baja y a la luz pública, sin asco, sin ningún tipo de amor político por los ideales fundamentales que debiesen mover a cualquier servidor público.
El reportaje, por cierto, fue duramente editado y trabajado hasta cerca de las 6 de la tarde del día en que fue emitido, considerando las fuertes presiones que incluso en su momento hizo peligrar la emisión completa del documental, y donde se borraron, entre otras imágenes, las que delataban a Carolina Tohá, en su tiempo diputada y hoy Ministra de gobierno, cayendo en las mismas faltas usando las horas de sesión para llevar a los animales de sus hijos al veterinario.
Así y todo estas prácticas debes ser eliminadas desde ya, y las figuritas estas del parlamento deben ser removidas, si no por medidas legales-éticas, entonces que sea por la inclinación popular al momento de elecciones. La suplantación de votos en las sesiones de proyectos de ley, las huidas del lugar de trabajo, el robo al fisco en el supuesto pago de arriendo de oficinas –como en el caso de Julio Dittborn - cuando aquella plata va a parar a bolsillos de dirigentes de la UDI, tiene una figura legal que se llama corrupción.
Incluso más. Hace poco se hizo público en qué se gastaban los 4 pasajes aéreos que cada parlamentario recibe gratis mensualmente por concepto de viaje a sus distritos, más uno (que se transforma en el quinto pasaje gratis, donde el estado sólo en este quinto ticket se gasta más de 150 millones de pesos) que es de libre albedrío, y que incluso pueden regalar.
Se pudo establecer que muchos usan sus 4 boletos para fines de campañas políticas. Por ejemplo, diputados del norte (que debiesen gastar sus pasajes viajando a ese lugar), curiosamente registran viajes al sur o a algún otro lado, donde piensan repostularse, según indican sus partidos, cambiándolos de distritos.
En fin, material para denunciarlos hay muchos, el problema radica en que no son muchas las voces dispuestas para hacerlo. Y en eso debemos trabajar todos, por el bien de nuestra sociedad y un mejor desarrollo político de Chile.
Julio Sánchez Agurto
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